Seguramente entre dos productos del mismo tipo, vamos a preferir aquel que diga «SIN CONSERVADORES», pero ¿por qué? ¿Son los conservadores alimenticios buenos o malos para nuestra salud? Y antes de esto, ¿Qué son, para qué sirven, de qué tipo hay y cuáles son? ¡Aquí nos adentramos en el tema!
¿Qué son los conservadores alimenticios?
Los conservadores (o también dicho conservantes) son aditivos que en los alimentos y bebidas sirven como agentes antimicobacterianos, inhibiendo, retardando o deteniendo el desarrollo de bacterias, moho, oxidación y/o putrefacción.
De una manera más sencilla y entendible, la función de los conservadores es retrasar el deterioro de los alimentos y bebidas, previniendo alteraciones en su sabor, olor, consistencia y/o apariencia.
¿Qué tipos de conservadores alimenticios hay?
Preservar los alimentos es un objetivo primordial del hombre desde tiempos antiguos (claro que antes los métodos eran meramente naturales), es así como existen los conservadores de origen natural y conservadores de origen artificial.
Entre los conservadores naturales, algunos de los procesos más comunes son:
Salazón
Ahumado
Preservación con azúcar
Deshidratación/secado
Fermentación
Uso de vinagre, hierbas y especias
Congelación
Esterilización
En cuanto a los conservadores químicos, entre algunos de los más utilizados están:
Benzoatos
Parabenos
Propionatos
Sorbatos
Natamicina
Nitritos y nitratos
¿Los conservadores químicos afectan nuestra salud?
En la actualidad nuestra alimentación está saturada de productos alimenticios altamente procesados con aditivos como conservadores, colorantes o edulcorantes que obviamente, al ser sustancias químicamente manipuladas y artificiales, podrían tener un efecto negativo en nuestra salud a largo plazo.
No se trata de ser alarmistas ni dramáticos, dependiendo del tipo de conservador, las dosis a las que estamos expuestos y nuestro organismo, los riesgos se pueden presentar o variar.
Algunas de los síntomas, afecciones o enfermedades que podrían ocasionar son:
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Dificultad respiratoria
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Ataques asmáticos
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Reacciones alérgicas (sobre todo en niños)
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Alteración en flora intestinal, estomacal y bucal
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Problemas digestivos
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Colon irritable
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Vómitos
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Tumores
Alternativas (¡¡siempre las hay!!)
Consumir alimentos frescos, naturales y no procesados químicamente es la mejor forma de evitar los conservadores y aunque eliminar el consumo al 100% es complicado, lo que sí podemos hacer es preferir aquellos productos alimenticios que sean libres de conservadores artificiales, ¡¡para qué arriesgar nuestra salud cuando tenemos opciones!!
Recuerda que leer los ingredientes y las tablas nutrimentales nos hacen consumidores mejor informados, responsables y conscientes.
Y hablando de consumidores responsables, si quieres conocer cómo elegir un alimento bajo en sodio, checa nuestro artículo en este link
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